jueves, julio 3, 2025
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Teatro de sábado en Dadá Club de Arte

Se presentará mañana el Grupo de Teatro “Carlos Gaggieri”, de Teodelina, con la obra “Los invisibles de siempre”.

Este sábado 21 de mayo, a las 21.30, el Grupo de Teatro “Carlos Gaggieri”, de la localidad de Teodelina, se presenta en Dadá Club de Arte, con la obra “Los invisibles de siempre”, del genial Claudio Gotbeter.

Con una duración aproximada de 65 minutos -y con las actuaciones de Elba Bertone y Patricio Martínez-, la obra cuenta con la dirección de Pablo Leger. En un charla con el director, a la hora de explicar por qué eligió este texto, sostuvo que “me permitió utilizar todas las técnicas sobre las cuales vengo trabajando desde hace años. La dramaturgia de Gotbeter mezcla -queriéndolo o no-, ribetes de grotesco, psicodrama, teatro del oprimido, teoría de sub personalidades y hasta el teatro más aristotélico; pero siempre a través del humor negro. Clarita es una mujer gris, que vive entre la costura -como metáfora del encierro y la opresión-, y los soliloquios -psicodrama-, que hace todos los domingos en el cementerio. Urbano, por su parte, es ramo de flores marchitas pero que -aún así-, sigue intentando recuperar su frescura. Ambos forman un dúo querible, de esos que dan ganas de abrazar para contener, consolar y ayudar a salir del encierro en el que están”.

Elba Bertone, la actriz que encarna el personaje de Clarita, tiene en su currículum importantes trabajos, entre los que se cuentan “La farsa del cornudo apaleado”, bajo la dirección de Seliman Hourie; como así también “Venecia”; “Esperando la carroza”, “La Prudencia”, “Amantes en pijamas”, “Mujeres jubilosas”, “El conventillo de la Paloma”y “El pan de la locura”. Sin embargo, su mejor labor fue en “Sábado de vino y gloria”, actuación que le valió el premio como mejor actriz en la XVIII Fiesta Provincial del Teatro de la provincia de Santa Fe.

Por su parte, el personaje de Urbano está interpretado por Patricio Martínez, quien viene de realizar impecables trabajos en “Que quede entre Nosotras”, “El Pan de la Locura”, “Tarde Comprendí”, “Rotos de amor”, “La cena de los idiotas” y “Pugliese y D’arienzo”, con la que obtuvo una mención como mejor actor en la Fiesta provincial del Teatro de Santa Fe, en el año 2018. En cine, participó en cortometrajes como “El préstamo”, y “El miedo de los pájaros”, de José Iglina, y “No matarás”, de Facundo Cuomo.

Más adelante, el director habló sobre la óptica desde la que se encaró la puesta en escena, indicando que “trabajé desde una mirada absolutamente poética, desde la poética de la imagen. Más de lo que pensé antes de comenzar a trabajar firme en ella. Me permite abordar conceptos como “izquierda y derecha”, tan en boga hoy; como así también el desafío de hablar de soledad, invisibilidades, tristezas, emociones y sentimientos siempre desde un costado poético, rescatando la belleza de la imagen, aunque lo veamos sea doloroso desde lo real. Aposté a un montaje que permita el debate posterior, la “charla de café” y la investigación unipersonal para saber de dónde viene el concepto de “derecha”, de “izquierda”, qué significa una pareidolia, por qué no sabemos ver lo que miramos, etc” para agregar que “creo que ahí radica uno de los secretos de este “tanque” que es “Los invisibles de siempre”: la simpleza de la historia, pero la riqueza que contiene. Podría decir que es -desde el punto de vista argumental-, una historia “chiquita”: una mujer que se siente invisible y va todos los domingos al cementerio para hablar con los muertos, porque son los únicos que no la contradicen. Y ahí, justamente, trabaja Urbano. Su labor consiste en cuidar ese cementerio. Sin embargo, esa sería la precuela. Cuando las luces se encienden, vemos a ambos personajes a lo largo de una hora manteniendo diálogos con el otro y consigo mismos, pero jamás se ven cara a cara. Todo ocurre en sitios diferentes, marcados únicamente por colores de luces, sin la necesidad de utilizar paredes o escenografías diversas.

“Los invisibles de siempre, en resumidas cuentas, deja cientos de mensajes. O, podría decirse, miles. Pero lo maravillosamente curioso es que todos los mensajes parten de un “mensaje padre”: la adicción. Según su director, “cuando se habla de adicción, no hago referencia al uso de estupefacientes, sino a la imposibilidad de decir. “Dicción” es decir. Por el contrario, “adicción” es no decir. Ni Clarita ni Urbano pueden “decir” lo que tienen para decirse el uno al otro. Y es ahí donde aparecen los mensajes… ¿sabemos ver, además de mirar?, ¿sabemos cómo huele nuestro amigo?, ¿con qué puede compararse el pelo de nuestra madre?, ¿qué vestía ayer la persona que me atendió en el supermercado? Todas preguntas que quedan flotando en el aire justamente porque -buscándolo o no-, todos invisibilizamos al otro, y el otro nos invisibiliza a nosotros.

Una obra recomendable para disfrutar el sábado 21 de mayo en Dadá, Club de Arte (Winter 78), y las reservas de entradas pueden realizarse al 2364 59-3987.

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