A los 96 años falleció en Madrid el actor Héctor Alterio, una de las figuras máximas del teatro y del cine argentino, protagonista de “La tregua”, “La Patagonia rebelde”, “La historia oficial” y “El hijo de la novia”, entre tantas películas que nos marcaron
Tuvo que exiliarse en España de 1975 a 1980, más tarde nuevamente radicado en España, se convirtió también en una figura clave de las pantallas europeas, porque también triunfó en Italia.
Su vida era actuar, y lo demostró hasta sus últimos años. En 2023, próximo a cumplir 94 años, Alterio dio sus últimas funciones en la ciudad que lo vio nacer y que nunca dejó de amar, en el escenario del Teatro Astros. Fue con “A Buenos Aires”, un mix de textos de León Felipe y letras de tango.
Ahí, sobre las tablas, que en claro que su famosa frase en la película “Caballos salvajes” –“la pucha que vale la pena estar vivo”– tenía más vigencia que nunca.
Héctor Alterio, más de 75 años en escena
Alterio, que nació en el porteño barrio de Chacarita, el 21 de septiembre de 1929, como Héctor Benjamín Alterio Onorato, debutó en los escenarios en 1948 con “Prohibido suicidarse en primavera”, de Alejandro Casona.
A los 20 años, y recién terminado sus estudios teatrales, con Alejandra Boero y Pedro Asquini fundó el grupo independiente Nuevo Teatro, que renovó con fuerza la escena Argentina en la década del 50 y con el que trabajó hasta 1968. Durante esos años se ganaba la vida como corredor de productos alimenticios.
En 1963 obtuvo el premio al Mejor Actor del Año por su labor como el Conde de Leofric en “Lady Godiva”, de Jean Canolle, galardón otorgado por la Asociación de Cronistas Teatrales y también el de la revista Talía. Entonces ya era considerado uno de los actores de formación más sólida y mayor talento con que contaba el teatro argentino.
La película de su vida
Tres años después debutó en el cine interpretando a un ángel en “Todo sol es amargo” (1966), ópera prima de Alfredo Mathe, y en la traslación al cine de “Para ellos la eternidad”, de Alberto Vanasco.
Trabajó en “Cómo seducir a una mujer” (1967), de Ricardo Alventosa, y dos años más tarde apareció como el ‘paisano de negro’ (el diablo) en la versión de “Don Segundo Sombra”, de Ricardo Güiraldes que rodó Manuel Antin en los pagos de Areco, según el relato de Ricardo Güiraldes.
Protagonizando la historia
En 1970 fue el libertador Simón Bolívar en “El Santo de la Espada”, de Leopoldo Torre Nilsson y luego de algunas labores sin mayor relevancia interpretó al general Bartolomé Mitre en “Argentino hasta la muerte” (1971), de Fernando Ayala, junto a Roberto Rimoldi Fraga.
Al año siguiente, su labor en “La Maffia”, de Torre Nilsson, fue premiado como actor reparto de Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina que volvería a nominarlo ya como actor principal en 1974 por su excelente -e inolvidable- Martín Santomé, en “La tregua”, ópera prima de Sergio Renán nominada al Oscar, papel en el que ya había deslumbrado en su versión televisiva, dentro del ciclo “Las grandes novelas”, dos años antes.
En 1974, y nuevamente con Héctor Olivera con quién ya había hecho “Las venganzas de Beto Sánchez” (1970), compuso al teniente coronel Zavala (nombre en la ficción que se le dio al verdadero Héctor Benigno Varela), de “La Patagonia rebelde”, que toma los hechos ocurridos en 1921 cuándo en forma sangrienta y en defensa de la oligarquía de la zona, el ejército pone fin a una rebelión campesina.
Un actor comprometido
A esta le siguió “Quebracho” (1974), ópera prima de Ricardo Wullicher, acerca del problema de los hacheros del quebracho, explotados por los empresarios ingleses de la empresa La Forestal en el Chaco argentino, al amparo de gobiernos provinciales y nacionales, donde interpretó al empresario inglés Mr. Murphy.
Alterio así como el resto de los elencos de esas películas comenzaron a ser perseguidos por la entonces naciente Triple A, y en 1975 amenazado mientras estaba en España, incluido en las listas negras que comenzaron a redactarse entonces y se consolidaron a partir de 1976 con la irrupción de la dictadura cívico militar, que lo forzó a un largo exilio en España.
Sobre tablas
En forma casi simultánea venía cumpliendo en teatro notables creaciones en “Las criadas”, de Jean Genet, “La valija”, de Julio Mauricio, “Un enemigo del pueblo”, de Henrik Ibsen y “Sabor a miel”, de Shelagh Delaney.
Los cronistas teatrales volvieron a premiarlo por “Un enemigo del pueblo”, conjuntamente con la revista Talía y el Fondo Nacional de las artes consideró esa actuación como la mejor del año.
El exilio
Exiliado en España con su esposa, la psicoanalista Tita Bacaicoa y sus hijos, Ernesto y Malena, que siguieron sus pasos como actores, le fue otorgada la nacionalidad de dicho país. Allí cumplió una brillante carrera teatral y cinematográfica y honró al cine argentino al recibir la máxima distinción en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián por su actuación cumplida en “A un Dios desconocido” (1977), de Jaime Chavarri película que estuvo prohibida por la dictadura en la Argentina, luego “El crimen de Cuenca” (1979), de Pilar Miró; “El nido” (1980) de Jaime de Armiñán.
Ese año vuelve por primera vez a la Argentina para interpretar “Tiro al aire”, de Mario Sabato y desde entonces su carrera alternó ambos países. De ese nuevo período en Argentina son “Los viernes de la eternidad” (1981), “Volver” (1982), y en España “Antonieta”, de Carlos Saura.
Cine en democracia
En esa vuelta a la Argentina fue uno de los protagonistas centrales de “Camila” (1984), “La historia oficial” (1985) y “El hijo de la novia” (2001), todas como “La tregua”, candidatas al Oscar, siendo la única ganadora la segunda en coincidencia con la década transcurrida desde el golpe del 76.
Su carrera en el cine y en especial en la televisión de España dio numerosos títulos, aquí “Alén, luz de luna”, películas como “Apasionados” o “Kamchatka”, y de nuevo en televisión la inolvidable miniserie “Vientos de agua”, de Juan José Campanella donde compuso a José Olaya, que acaba de reponerse en plataformas.
Actor hasta el final
Su última película realizada en la Argentina es “Fermín, glorias del tango” (2014), de Hernán Findling y Oliver Kokler, y en el reparto de la producción italiana “Due uomini, quattro donne e una mucca depressa” (2015), de Anna Di Francisca, rodada en 2012, en la que interpreta a un general.
Más recientemente (2022-2025), ha estado llevando por España el monólogo “Una pequeña historia”, con dramaturgia de Ángela Bacaicoa, su esposa desde 1969, y acompañamiento musical, con funciones en teatros como el Teatro Reina Victoria de Madrid y participación en festivales (por ejemplo, en Cazorla), donde recorrió momentos de su vida y trayectoria artística de forma íntima y reflexiva. Y en la pantalla su última aparición fue en la serie española Su Majestad (donde compartió escena con su hijo Ernesto Alterio),
La despedida en un escenario argentino -el del Astros- fue en abril de 2023 con la obra “A Buenos Aires”, un recital de poesía y tango, donde el actor recitaba versos del poeta español León Felipe y letras de tango, hilvanando emociones y recuerdos. Imposible no conmoverse con la palabra de este actor de 93 años.
Infinidad de premios
En cuanto a premios, Alterio recibió tres Martín Fierro, uno 1971 como actor de reparto, otro en 1973 como actor principal, y finalmente en 1996 por “Alén, luz de luna”; en 1981 y 1991 recibió el Premio Konex mientras que en 2008 el Cóndor de Plata a la trayectoria de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, que ya lo había laureado en 1975 por su labor en “La tregua”. Estuvo en el reparto de cuatro de las películas argentinas candidatas al Oscar: “La tregua”, “Camila”, “La historia oficial” (que se llevó la estatuilla) y “El hijo de la novia”.


