Por: Valentín Horane
Sin dudas esta es la noticia más difícil, no sólo por quien fue Diego Armando Maradona, sino porque es de todos. Llora Villa Fiorito, llora La Paternal, La boca, Barcelona, Nápoles, Rosario, La Plata, Argentina, el mundo.
Parecía que este momento nunca iba a suceder, aunque dentro de la cancha era de otro planeta, hoy nos dimos cuenta que era humano.
Qué año, qué día, hoy 25 de noviembre se murió Diego. El que tantas alegrías le dio a muchas generaciones, sin dudas el argentino más conocido, el más querido, el más cuestionado, quizás ahora que no está más con nosotros aunque sí en nuestros corazones, sepamos diferenciar el Diego jugador de fútbol del Diego de su vida privada, acaso ¿todos somos jueces o podemos juzgarlo por su vida?.
Argentino como pocos, patriota a la altura de un prócer, nos hizo sonreír, llorar, reír. Por ahí la comparación es demasiado grande, pero nos dio revancha de esa maldita guerra, nos hizo poder sacarnos un poco esa bronca injusta de haber perdido parte del suelo argentino, sin armas sin balas, con una pelota.
Cómo juzgar a alguien que hizo felices a tantos, que a su manera vivió de la mejor manera que pudo, porque no supo otra. Todos nos dimos cuenta tarde que el entorno fue quien terminó con la vida de Diego.
A veces la vida nos pone delante coincidencias únicas, un 25 de noviembre de 2016 fallecía Fidel Castro, qué decir de Fidel. Me pregunto, coincidencia? Seguramente nadie podrá responderlo.
Se nos fue Diego, sí es verdad, aunque cueste que nos entre en la cabeza, serán tres días de duelo pero una vida de gratificación.
Nada de lo que diga será suficiente. Nunca nos pidió nada a cambio, nos dio tanto sin querer una retribución.
Gracias por todo, ¡hasta siempre Diego!