Salvo que algún propietario se arriesgue y la recupere, cada día crece el número de rodados robados. A pesar del marketing municipal y de las cámaras de seguridad.
¿Cómo desaparecen las motos robadas en Junín? ¿Qué hay detrás de un delito que azota a los vecinos?
Esas parecerían ser las preguntas más significativas frente a un fenómeno que crece, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto, a pesar del perjuicio que significa para los damnificados.
El robo de motos, un delito reiterado en la ciudad, parece haber tenido un nuevo impulso en los últimos días, en que al menos los delincuentes se “llevaron” cuatro motos (son los casos que tomaron estado público, puede haber más).
Uno de los últimos rodados que “desapareció” fue una Motomel Blitz color azul metalizado. Se encontraba estacionada sobre calle Ángel María de Rosa entre Uruguay y Edison cuando autores hasta el momento ignorados, se la llevaron del lugar.
Según trascendió, entre el mediodía del viernes último y la madrugada del domingo –menos de 40 horas- robaron al menos cinco motos. Se trató de una Honda Wave, una Yamaha Crypton y dos Motomel Blitz que se encontraban en los barrios Las Morochas, Noroeste y San Francisco de Asís. También, se llevaron una Gilera Smash en un escruche que se cometió en una vivienda ubicada sobre calle Niñas de Ayohuma.
Por ahora, las más de 500 cámaras que el gobierno municipal dice tener en la ciudad, poco sirven para la prevención de estos delitos que jamás son advertidos, dada la escasez de personal con que cuenta el Centro de Monitoreo. En la inmensa mayoría de los casos, tampoco son recuperadas luego por la policía: si a un vecino le roban la moto, sabe que debe moverse por sus propios medios o resignarse a la desaparición.
