Con la llegada del calor, el barigüí reapareció en Junín y en varias localidades y ya dejó sus primeras mordeduras dolorosas.
Con el calor comienzan a proliferar todo tipo de insectos. Y en los últimos días, tras la seguidilla de lluvias y tormentas, empezó a aparecer la temida “mosquita que muerde”, el barigüí, una especie de jején agresivo que se desarrolla en la cuenca del Río Salado. Bragado, Junín, Alberti, Mercedes, Chivilcoy, Roque Pérez, General Arenales, General Viamonte y General Belgrano son los lugares más afectados.
Los vecinos de estas zonas denuncian que es común ver “nubes” de este insecto, que molestan, resisten a los repelentes tradicionales, muerden animales y personas con sus pequeñas garras y que, si bien no contagian enfermedades, pueden provocar dolor, fuertes reacciones alérgicas e infecciones.
No rascarse
El barigüí encuentra condiciones ideales con el calor, la tropicalización del clima y las lluvias recientes. Su presencia en las zonas afectadas se potenció en forma abrupta, con enjambres que atacan a cualquier hora, aunque con mayor intensidad al amanecer y al atardecer.
Desde las autoridades sanitarias recomiendan a la comunidad no rascarse en caso de mordedura y aplicar alcohol para evitar infecciones, ya que las lesiones pueden permitir el ingreso de bacterias.
Rasga la piel
La mosquita negra rasga la piel con su mandíbula y libera sustancias como anestésicos, vasodilatadores y anticoagulantes, lo que explica que muchas personas no sientan la mordedura al instante, sino cuando ya se produjo la inflamación.
Aunque su reproducción se da principalmente en cursos de agua limpia y corriente, especialistas explican que puede llegar a la ciudad transportada por el viento, lo que explicaría la presencia intensa en áreas urbanas.
Simúlidos
El barigüí forma parte del grupo de los simúlidos, o “moscas negras”, cuyas hembras son hematófagas y necesitan sangre para desarrollar sus huevos. Esto las lleva a atacar tanto a personas como a animales.
Como medidas preventivas se recomienda evitar ropa oscura, cubrir la piel en horarios críticos y, principalmente, no rascarse para evitar sobreinfecciones.


