Escribe: Juan Patricio Fay (*)
El gobierno libertario de Javier Milei no solo se caracteriza por su escasa formación cultural y su brutalidad, sino, sobre todo, por la corrupción. En apenas año y medio, su gestión acumula decenas de casos que ilustran un patrón preocupante. Algunos de los más significativos:
- Coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad: Una red de sobornos que involucra a laboratorios y a miembros del entorno presidencial, incluyendo directamente a los hermanos Milei.
- Estafa con la criptomoneda “$Libra”: Impulsada por Milei, se disparó en su lanzamiento y luego se desplomó, generando pérdidas superiores a 250 millones de dólares para casi el 90% de los inversores. Mientras tanto, los fundadores obtuvieron ganancias millonarias en apenas minutos. Se registraron reuniones previas entre Milei y los fundadores de la cripto en Casa Rosada. Existen más de 100 causas penales en Argentina y Estados Unidos.
- Retención de alimentos en el Ministerio de Capital Humano: Más de 6.000 toneladas de alimentos destinados a comedores comunitarios fueron retenidas hasta su vencimiento, derivando en causas por asociación ilícita, malversación y violación de órdenes judiciales.
- Coimas en el sector pesquero: Empresas denunciaron exigencias de sobornos por más de 15 millones de dólares para acceder a cuotas de pesca de merluza.
- Coimas en Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT): El interventor designado pedía sobornos a empresas extranjeras para operar con carbón.
- Conflictos de interés en la AFIP: Florencia Misrahi, nombrada por Milei, dedicó toda su carrera a asesorar a grandes empresas en esquemas de evasión fiscal. Su historial incluye 15 años en Cargill creando “empresas cáscara” en Uruguay.
- Conflicto en la causa YPF: El subprocurador del Tesoro, vinculado al fondo buitre Burford, filtraba información que perjudicaba la posición judicial de la empresa nacional.
- Aumento salarial presidencial: Milei se autoconcedió un incremento del 48 % en su millonario salario mientras promovía austeridad para el resto de los argentinos.
- Contrabando de valijas: Diez valijas provenientes de Miami ingresaron al país sin control, escoltadas por la vice de Aduanas, en un vuelo privado ni siquiera declarado. Dos delitos claros: contrabando y abuso de autoridad.
- Venta de candidaturas políticas: Se denunciaron ventas de espacios en listas partidarias por hasta 50.000 dólares.
- Contrato millonario del Banco Nación: Tech Security SRL, vinculada a la familia Menem, recibió un contrato de 4 mil millones de pesos para brindar seguridad al banco.
- Fentanilo contaminado: 154.530 ampollas de fentanilo clínico, producidas el 18 de diciembre de 2024 y contaminadas con bacterias multirresistentes, causaron al menos 109 muertes. La falta de control de una ANMAT desguazada por el gobierno y la connivencia de funcionarios provocó una de las peores tragedias sanitarias en la historia del país.
- Reservas de oro nacional enviadas a Inglaterra: Sin autorización del Congreso, el gobierno trasladó 6.000 kilos de oro argentino a Inglaterra. Busca usarlo como garantía para tomar más deuda externa.
- Endeudamiento récord: En apenas año y medio, la deuda pública creció en más de 90 mil millones de dólares, mientras tanto las medidas económicas destruyen miles de industrias, comercios y puestos de trabajo. Ni uno de esos 90 mil millones se destinó a rutas, escuelas u hospitales.
Los casos de corrupción de Milei y su círculo se multiplican como bacterias en el fentanilo libertario. Pero el problema no es solo moral: su desprecio por el sistema republicano se combina con un modelo económico que fracasó cada vez que se lo intentó. Con las variables económicas rotas el gobierno acentuó su intervención en los mercados con altas tasas de interés y aumento en los encajes remunerados. La elevada desconfianza incrementa la demanda de dólares, acumulando indirectamente alta emisión e inflación en alza.
Claro está que el problema no es la moneda sino el modelo económico y este modelo ya fracasó. No importa cuántas veces se intente, el resultado siempre es el mismo. De eso puede dar fe cada familia argentina con algo de memoria. Eso sí, el daño industrial, social y económico que dejan es extremadamente difícil de recuperar.
(*) Abogado – Exconcejal Frente Renovador.