Escribe: Adalberto Bonópera (*)
Esto que expresa el título lo dicen los diarios, lo comentan los vecinos y lo vemos quienes transitamos por distintas zonas de Junín, por Av. de Circunvalación y Ruta Nacional 7 con la nueva terminal de ómnibus, por Av. Rivadavia con el paso bajo a nivel y la pasarela peatonal, por la estación del ferrocarril que está siendo remodelada a nuevo, por calles Borchex y Capitán Vargas con las 149 viviendas del Procrear II, por calle Chile en el Barrio La Celeste con la reactivación de las 25 viviendas que habían sido prometidas y luego abandonadas por la ex gobernadora Vidal, por el Parque Natural Laguna de Gómez en donde se está construyendo un nuevo espigón para favorecer al turismo, por las escuelas 41, 16, 17, 27, etc., que están siendo mejoradas en su infraestructura y equipamiento, por el Hospital Interzonal Abraham Piñeyro que se ha nutrido de equipamiento y mejoras edilicias aumentando en cantidad y calidad su capacidad de atención, por el predio ferroviario en donde el Taller Ministro Mario Meoni crece día a día sobre la base de una fuerte inversión en infraestructura, herramientas, maquinarias y capital humano.
¿Qué tienen en común estas obras y proyectos? la decisión política ni más ni menos, todos son financiados íntegramente por la Nación o por la Provincia, ninguno por el municipio.
Los gobiernos nacional y provincial devuelven el esfuerzo tributario de los juninenses con coparticipación, obras y trabajo.
Por su parte, además de la coparticipación el gobierno local administra también las tasas municipales que con esfuerzo los vecinos pagamos mes a mes. Ahora bien ¿qué hace Pablo Petrecca con la enorme cantidad de millones que todos los meses migran del bolsillo de los juninenses a las arcas del municipio?
A la respuesta previsible … nada … se le agrega la propuesta de una idea insostenible y que reafirma su afición al hace que hace (y no hace). Insólitamente ahora Petrecca le propone a los vecinos de Junín que sean ellos, a través de la conformación de consorcios, los que paguen las obras de pavimentación, repavimentación, cordón cuneta y/o cloacas.
¿Qué significa? que cada obra que se emprenda en espacio público local lo pagará directamente el vecino frentista pero no a través de sus impuestos sino que deberá contratar con la empresa constructora de manera individual, convirtiéndose así en deudor con título ejecutivo en su contra (certificado por el municipio). En pocas palabras, la empresa contratista no será acreedora del estado municipal sino del vecino en forma personal, es decir, si este incumple con su obligación de pago la empresa podrá, incluso, embargar la propiedad del frentista deudor. Probables juicios se yerguen sobre los juninenses de buena voluntad que se animen a querer vivir un poco mejor.
La intención del intendente Petrecca no solo pone en riesgo al vecino que quiere progresar sino también necesita de una empresa contratista que esté dispuesta a anticipar de su patrimonio los millones de pesos que se necesitan para pagar los insumos como arena, piedra, combustible, etc., que deben abonarse de contado y al comienzo de la obra. Las grandes empresas nacionales difícilmente se interesen por una obra de algunas cuadras, y a las empresas juninenses o de la zona seguramente se les dificultará anticipar el costo económico necesario para arrancar.
Como dijo un amigo “alguien podrá tal vez sospechar que se trata de fuegos de artificios para la gilada”.
Con los $ 300 millones que Petrecca se guardó en plazo fijo del presupuesto del año pasado, más los $ 4.100 millones de pesos que tiene presupuestados para este 2022 podría construirse mucha obra pública. A pesar de tanto dinero disponible no hace nada ¿por qué?
Nunca está de más recordar que el dinero obrante en las arcas municipales es patrimonio público, no de los funcionarios que gobiernan la ciudad.
(*) Fundador del PRO Junín.