El bioquímico Hugo Ferrúa recordó alarmantes resultados de un relevamiento realizado hace 20 años en Junín. Promete nuevos estudios, en un tema rodeado de silencio por parte del gobierno municipal.
Hugo Ferrúa, doctor en Bioquímica, es un juninense que hace 40 años que está radicado en San Luis, donde está ahora trabajando como docente e investigador en la Facultad de Bioquímica y Farmacia.
Fue el autor de un estudio sobre distintos pozos de agua en nuestra ciudad, que arrojaron datos alarmantes. “Fue hecho en el inicio de los años 2000 y se estudiaron las napas de la provincia de San Luis, pero como soy oriundo de Junín y colaboraban otros profesionales de la zona, aprovechamos este relevamiento y decidimos llevar muestras de agua de esta región”, explicó.
“Así fue como complementamos el estudio de San Luis con el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Los resultados fueron preocupantes, y aunque fueron muchos años atrás”, apuntó.
Es un tema del que no se habla. En los cinco años y medio que lleva el actual gobierno municipal, jamás se abordó la problemática del arsénico en el agua. Y mucho menos se tomaron acciones para proteger la salud de la población.
En el recorrido del río Salado, ya se está extrayendo agua de la tercera napa por el alto grado de contaminación. “Se puede dar la posibilidad de hacer un nuevo estudio. Cuando tomábamos las muestras en su momento, lo hacíamos de canillas, lo que estaba tomando la gente. No sé qué napa tomarían en aquella época, seguramente ahora cambiaron porque las dos primeras están muy contaminadas y habría que analizar esa misma en distintos puntos de la ciudad”, remarcó Ferrúa, en contacto con “Bienvenidos al tren”, de SOMOS RADIO 105.3 FM.
RECOMENDACIONES
Para las viviendas particulares, recomiendo que las familias hagan una inversión porque no pueden estar consumiendo el agua de la canilla. “Yo tengo mi familia en Junín y les digo que busquen una manera diferente de no consumir de esta manera”, explicó el profesional.
“Si pueden comprar bidones, sería lo ideal. Caso contrario, que trate de invertir en un filtro, después de asesorarse bien al respecto”, agregó.
ARSÉNICO PERMITIDO
El doctor Hugo Ferrúa contó que “los valores permitidos de arsénico fueron variando a medida que la ciencia fue encontrando mayor toxicidad. Cuando se intenta filtrar esto, que es a nivel átomo, es muy complicado. La OMS aceptaba 0,1 parte por millón, pero luego lo cambió a 0,05 y por último, lo colocó 0,025, un cuarto de lo original, y para consumo humano no debe tener más de 0,01”.
“A los bioquímicos se nos complicaba para hacer los análisis de las muestras con tan bajos valores. Así que desarrollamos una técnica, que me valió el grado de doctor, en la que podemos detectar valores menores al 0,01, con lo cual estamos en condiciones de hacer un relevamiento porque si hay arsénico, se puede detectar”, explicó.
En el momento del estudio realizado en Junín, “tenía más de 0,25, más del doble de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud en aquel momento que era del 0,1. Eran diferentes mediciones, según los barrios”.
“El arsénico está naturalmente en las aguas y provincia de Buenos Aires no era zona de este tipo, pero a fines de la década del 90 aparecieron. Entendemos que fueron épocas de muchas inundaciones y con el desmonte, se traspasó en las napas. Pero desconocemos con certeza por qué no había problemas de arsénico y empezaron luego a aparecer estos valores altos”, remarcó finalmente el bioquímico radicado en San Luis.