Con tres títulos, 18 coronas y el Olimpia de Oro, el piloto de Arrecifes firmó un 2025 histórico e irrepetible.
La temporada 2025 del automovilismo argentino quedará marcada como un punto de inflexión. No por una revolución reglamentaria ni por la aparición de una nueva figura, sino por la consolidación definitiva de un nombre que ya estaba inscripto entre los grandes y que este año pasó a ocupar un lugar exclusivo en la historia: Agustín Canapino protagonizó un año sencillamente extraordinario, de esos que exceden las estadísticas y se transforman en referencia obligada para cualquier análisis futuro.
La triple corona que cambió la historia
El piloto de Arrecifes cerró el calendario con una cosecha impactante: campeón de Turismo Carretera, TC Pick Up y Turismo Carretera 2000. Tres títulos en una misma temporada, algo inédito en el automovilismo nacional, que lo convirtió en el primer piloto en lograr semejante triple corona. A ese dominio deportivo le agregó el Olimpia de Oro, máximo reconocimiento del deporte argentino, como síntesis perfecta de un año que rozó la perfección.
El piloto más ganador del automovilismo argentino
Canapino alcanzó así las 18 coronas a nivel nacional, superando la marca de Juan María Traverso y transformándose en el piloto más ganador de la historia del automovilismo argentino. El dato, contundente, cobra aún más relevancia si se tiene en consideración el contexto; lo logró en una era de alta paridad técnica, con múltiples categorías, calendarios exigentes y un nivel competitivo que no admite margen de error.

Quinto título en la “máxima”, con autoridad
En el Turismo Carretera, la categoría más popular y emblemática del país, el arrecifeño volvió a demostrar por qué es una referencia absoluta. Con el Chevrolet Camaro del Ambrogio Racing logró su quinto título, igualando la histórica marca de Óscar Alfredo Gálvez. Lo hizo con autoridad, regularidad y una lectura estratégica impecable. Ganó carreras clave, manejó la Copa de Oro con inteligencia y se consagró antes de la última fecha, algo que no sucedía desde la implementación del actual formato de definición.
Un campeonato atravesado por la emoción
Ese campeonato tuvo, además, una carga emocional especial: fue el regreso a lo más alto de la “máxima” en un contexto personal atravesado por la ausencia de su padre, una figura central en su carrera. Cada festejo, cada victoria y cada declaración estuvieron marcados por ese recuerdo permanente, que terminó de darle al logro una dimensión humana que trascendió lo deportivo.
El desafío del TC Pick Up fue otro capítulo clave del año. En su primera temporada en la categoría, Canapino aceptó un reto complejo: una camioneta Chevrolet S10 que no partía como referencia y un campeonato áspero, definido por detalles. Sin embargo, fiel a su estilo, construyó el título desde la constancia, la inteligencia y la toma de decisiones en los momentos críticos. La consagración en el autódromo Roberto Mouras de La Plata, aprovechando el toque entre sus principales rivales, fue la síntesis perfecta de una campaña sin errores. Ese campeonato significó, además, el primero de Chevrolet en la categoría.

Versatilidad total: campeón en tres frentes
El tercer título llegó en el Turismo Carretera 2000, donde volvió a mostrar su capacidad de adaptación y su versatilidad conductiva. Tres categorías distintas, con autos, equipos y exigencias técnicas diferentes; resueltas con la misma eficacia. Canapino fue competitivo en todas, ganó carreras y supo cuándo atacar y cuándo administrar, una virtud que solo poseen los grandes campeones.
A lo largo de la temporada 2025, el “Titán” acumuló 15 victorias: un nuevo récord anual. Superó su mejor marca personal y dejó atrás registros históricos que pertenecían a figuras como Traverso, Omar Martínez y Henry Martín. Ganó en todas las categorías que disputó y hasta como invitado, confirmando una contundencia poco frecuente en el automovilismo moderno, caracterizado por la paridad y la especialización extrema.

El Olimpia de Oro, coronación simbólica
El cierre perfecto llegó en la Usina del Arte, durante la entrega de los Premios Olimpia. Tras imponerse en la terna de automovilismo, Canapino recibió el Olimpia de Oro, siete años después de su primera consagración. Lejos del discurso individualista, eligió compartir el reconocimiento con equipos, ingenieros, mecánicos, dirigentes, periodistas y con todo el entramado que sostiene al automovilismo argentino. Su mensaje fue claro: el premio también era de la actividad en su conjunto.
Ese enfoque colectivo terminó de darle sentido a un año que no solo engrandeció su figura, sino que también revitalizó al deporte motor nacional. En un contexto de calendarios superpuestos y exigencias extremas, Canapino anunció que en 2026 reducirá su participación a tres categorías, priorizando la calidad por sobre la acumulación. Una decisión coherente con su forma de entender el alto rendimiento.

Cuando ya no se compite contra rivales, sino contra la historia
La temporada 2025 no fue solo la más exitosa de Agustín Canapino: fue, probablemente, la más influyente. Porque no solo ganó títulos y rompió récords, sino que elevó la vara de lo posible. A esta altura, el piloto de Arrecifes ya no compite contra sus contemporáneos: compite contra la historia. Y este año, una vez más, la historia se inclinó a su favor.


