En “coordinación” con los bolicheros, para Navidad desde el municipio se optó por hacer la vista gorda y no se realizaron controles de alcoholemia. Y en los barrios resonó con fuerza mucha pirotecnia, en teoría prohibida por ordenanza.
Desde los propios boliches “avisaban” a su público a través de las redes sociales que podrían llegar sin problemas hasta el lugar, porque solamente habría presencia policial y agentes municipales para “ordenar” el tránsito. O sea, no iban a hacer controles de alcoholemia. Y así fue, efectivamente, pese al marketing previo que se hizo desde el municipio.
El 23 de diciembre, en forma oficial, anunciaban un “esquema de trabajo que incluye controles preventivos, patrullajes reforzados y operativos viales, con especial énfasis en el cumplimiento de la normativa vigente de alcohol cero al volante”.
Dos días después, el mismo canal informativo anunciaba que el operativo se desarrolló “con total normalidad, sin registrarse incidentes”, mientras que el flamante secretario de Seguridad, Mario Olmedo, afirmaba que “los equipos estuvieron trabajando durante la noche”.
Y como resultado: ni un solo vehículo retenido por alcoholemia positiva. Qué raro. Al final, era como decían los bolicheros: anden tranquilos, que nadie va a controlar nada.
Así se anunciaba:
CON MUCHA PIROTECNIA
Por otra parte, desde el nuevo gobierno encabezado por Juan Fiorini, se continúan viejas prácticas. En este caso, con respecto a la pirotecnia: se visita algún comercio de venta, se secuestra algún elemento y se saca la fotito correspondiente. Y final.
Así es como lo contaban: “En el marco del cumplimiento de la ordenanza N°7246 que prohíbe la venta y el uso de pirotecnia explosiva y sonora en todo el partido de Junín, desde la Secretaría de Seguridad informaron que continúan los controles en distintos puntos de la ciudad y localidades”.
En la práctica: una vez más, no hubo cumplimiento de esta ordenanza, porque en toda la ciudad –fundamentalmente en algunos barrios más alejados del sector céntrico- resonaron con fuerza los explosivos.
Un gobierno que nos tiene acostumbrados: parecer, no hacer. Nunca.
