La zona aledaña a calle Suipacha al 500 está en alerta: una obra en construcción es un sitio elegido por delincuentes. Y ahora se sumó la batería de un camión.
Ante la inactividad oficial, los mismos vecinos son quienes se movilizan y tratan de darse protección, previniendo hechos delictivos que los vienen azotando desde hace tiempo.
Es el caso de los habitantes aledaños a calle Suipacha al 500. En ese lugar, los propietarios de una obra en construcción vienen siendo víctimas de robos constantes, que jamás fueron esclarecidos pese al aporte de cámaras privadas y fotografías aportadas, y mucho menos, merecieron una mayor presencia policial por la zona como método disuasivo para los delincuentes.
Por eso, debieron recurrir a la solidaridad vecinal: antes que el lugar fuera desvalijado por tercera vez, al oírse el disparo de la alarma colocada, los mismos vecinos dieron aviso a la policía y así se pudo abortar la maniobra delictiva.
El anterior robo sufrido en esta construcción se dio hace diez días, cuando delincuentes se alzaron con las herramientas de los trabajadores (albañil, electricista y plomero), en un monto total estimado de 7 millones de pesos. Además, destrozaron varias partes de las instalaciones.
Hoy la obra está detenida, los trabajadores sin poder retomar ni ese ni otro trabajo porque perdieron todo.
Además, pese a las pruebas aportadas, no hay respuestas desde el municipio, ni la policía ni la Fiscalía. Tampoco hay rondas de patrullajes preventivos, pese a los problemas que presenta esa zona de la ciudad.
Por eso, el mérito de haber abortado un nuevo robo, corresponde exclusivamente a los vecinos, que al oír el accionar del servicio de alarma contratado, dieron inmediato aviso a la policía y de este modo, se logró evitar otro ilícito.
EN UN CAMIÓN
De todos modos, los vecinos advierten que el momento de inseguridad se expande. El propietario de un camión que se encontraba estacionado sobre calle Suipacha al 650 sufrió el robo de la batería.
Y la situación preocupa, mientras aguardan respuestas.